
En la mañana del día 20 de noviembre, profesionales del Instituto de Fomento Pesquero participaron en una enriquecedora actividad de difusión científica dirigida a niños y niñas del Jardín Infantil Antulem ubicado en la localidad de Alerce, en Puerto Montt. Hasta el lugar concurrieron Mario Ortiz y Macarena Herrera, quienes, caracterizados especialmente para la ocasión, transformaron la jornada en un encuentro mágico orientado al aprendizaje temprano de los ecosistemas marinos y dulceacuícolas.
La iniciativa tuvo como propósito acercar la ciencia a los más pequeños mediante dinámicas lúdicas que despertaran su curiosidad natural. A través del juego, los niños exploraron conceptos básicos de ecología, relaciones tróficas y biodiversidad, logrando un aprendizaje significativo en un ambiente de sorpresa, participación y descubrimiento. La metodología empleada permitió integrar elementos sensoriales y narrativos que facilitaron la comprensión de fenómenos propios del mundo acuático, adaptados a la etapa preescolar.
La actividad forma parte del trabajo coordinado entre las divisiones de IFOP, destacando la colaboración de las funcionarias de Administración de la División de Investigación en Acuicultura, quienes mantienen un vínculo directo con el establecimiento educacional. Esta relación se ha construido desde la cooperación y la apertura a iniciativas que promuevan el desarrollo integral de los niños y niñas pertenecientes a las 13 familias que conforman la comunidad del jardín. En este contexto, los pequeños, con gran afecto y creatividad, han bautizado a IFOP como “sus padrinos mágicos”, un gesto que refleja el impacto positivo y la cercanía que la institución ha logrado instaurar.
Durante la jornada, IFOP instaló dos acuarios —uno representando un ambiente marino y otro un ambiente dulceacuícola— permitiendo a los asistentes observar de cerca organismos que habitan ambos ecosistemas. Uno de los momentos más significativos fue la familiarización con la microalga pennada Didymosphenia geminata (Didymo), cuyos detalles pudieron ser apreciados mediante un microscopio, abriendo la puerta al fascinante mundo microscópico. Posteriormente, los niños participaron en un juego basado en conchas y bivalvos, mediante el cual aprendieron el concepto de bivalvia de manera concreta y entretenida. La actividad culminó con un acercamiento guiado a diversos animales acuáticos, donde se reconocieron nombres, hábitats y relaciones tróficas, fomentando la comprensión temprana de la vida silvestre.
El jardín infantil sorprendió a los profesionales de IFOP con un obsequio confeccionado por los propios niños, un emotivo gesto que evidencia el entusiasmo y gratitud generados por esta experiencia. Las educadoras valoraron profundamente la visita, destacando su aporte al aprendizaje significativo y a la construcción de vínculos con instituciones comprometidas con la educación ambiental.
Para los profesionales participantes, la jornada también representó una experiencia profundamente novedosa. Acostumbrados al trabajo técnico y de investigación, encontrarse con un público tan pequeño y receptivo supuso un desafío enriquecedor que les permitió mirar su quehacer desde otra perspectiva. La interacción con niños y niñas no solo exigió traducir contenidos complejos a un lenguaje accesible, sino también adaptar la comunicación a cada momento lúdico, al ritmo emocional y a la disposición natural de la infancia.
A medida que avanzaba la actividad, tanto Mario Ortiz como Macarena Herrera destacaron lo cautivador que resultó integrarse en los procesos de aprendizaje infantil. Observar cómo los pequeños incorporaban conocimientos a través de la sorpresa, el tacto, las preguntas espontáneas y el juego, reafirmó la importancia de acercar la ciencia desde edades tempranas, utilizando recursos que conecten con su mundo y sus modos de exploración.
Uno de los elementos más significativos para el equipo fue la posibilidad de apreciar la singularidad de cada niño y niña. Desde quienes observaban en silencio el experimento de la disolución de la sal y se acercaban tímidamente a los acuarios, hasta quienes participaban con entusiasmo, tocaban las conchas o querían mirar una y otra vez el microscopio, cada reacción permitió comprender la diversidad de ritmos y estilos de socialización presentes en la primera infancia. Esta multiplicidad enriqueció la interacción, recordando la importancia de generar experiencias inclusivas y respetuosas con cada trayectoria infantil.
Asimismo, los profesionales destacaron cómo la jornada les permitió fortalecer habilidades vinculadas a la divulgación científica en contextos no formales. Explorar nuevas maneras de comunicar, improvisar ante las preguntas inesperadas de los niños y adaptar la complejidad de la ciencia a ambientes dinámicos reforzó la relevancia del vínculo entre investigación, educación y comunidad. La experiencia reafirmó el compromiso de IFOP con la apropiación social del conocimiento y con el acompañamiento educativo de la primera infancia.
Desde IFOP, se relevó la importancia de fortalecer el contacto directo con la comunidad, especialmente con la primera infancia, etapa en la que se siembran las bases de la curiosidad, el cuidado del entorno y la valoración del patrimonio natural. Actividades como esta permiten conectar la ciencia con la cotidianeidad de manera accesible, afectiva y participativa, reforzando el rol del Instituto como un agente activo en la promoción del conocimiento y la sustentabilidad.


